«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, PrÃncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán lÃmite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre…» IsaÃas 9:6-7
«¡Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! » Lucas 2:14
Leo estos versos y muchos más relacionados con el Nacimiento de Cristo y su Obra y resalta ante mi el hecho de que la Paz esta directamente relacionada con Jesús. Sin embargo, desde hace dos mil años el mundo no ha gozado de mucha paz, al contrario, entre más crecieron las naciones, más guerras se desataron. Muchos de nosotros podrÃamos decir que el nacimiento de Jesús no trajo la Paz que tanto prometÃa y que la «buena voluntad para con los hombres» aun no ha llegado. Desde el año 1700 han muerto en conflictos armados unos 100 millones de personas, el 90% durante el siglo XX y un 13% desde 1945 al presente.1. Hablando de Cristianos, desde Esteban hasta hoy las cifras no difieren mucho, solo en el siglo XX aproximadamente 45 millones de cristianos han sido martirizados. Según estadÃsticas, se podrÃa decir que cada 5 minutos un cristiano muere por su fe y que cada año 105,000 cristianos mueren por su fe.
¿Ha esto se referÃa Jesús con Paz? -NO- No se referÃa a esto en lo absoluto. No se referÃa al estado de las personas de estabilidad y quietud con ausencia de problemas. Ni tampoco al estado de una sociedad donde no habrÃa guerras ni muertes. Al menos no se referÃa a eso en esa dirección, entre individuos ni naciones, sino en dirección del cielo a la tierra.
No sé si lo sepas, pero desde la antigüedad existe una guerra cósmica entre Dios y el hombre, y aclaro, la inició el mismo hombre. Hace años, la humanidad, representada por Adan, tuvo su primera revuelta al rebelarse directamente a los planes y el orden de su Creador, decidiendo obedecer al consejo sutil y mentiroso de satanás. El hombre declaró su Independencia de el Gobierno Divino para construir su propio destino (…de muerte), no previendo que su estirpe y linaje serÃa arruinado para siempre. El Pecado fue la muralla que levantamos para dejar a Dios fuera de nuestras vidas. IsaÃas lo escribió asÃ: «pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oÃr» (IsaÃas 59:2)
Sin embargo, Dios, en su misericordia comenzó a cantar la canción que prometÃa un Salvador que arreglarÃa todo el desastre que la humanidad misma habÃa propiciado, esta canción la escucharon varios hombres en la historia y pusieron atención creyendo al mensaje. Este Salvador traerÃa fin a la guerra entre Dios y la humanidad y pondrÃa Paz entre ambas partes; por asà decirlo, trajo consigo mismo la reconciliación aun cuando el hombre llevaba todas las de perder (En todas las batallas el hombre siempre morÃa y por su misma arma: El Pecado [¿irónico no?] ).
Jesús es aquel prometido, «El Hijo del Hombre». Cuando llegó muchos pensaron que las guerras entre naciones acabarÃan pero el aclaró: «No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.» (Mateo 10:34) y también dijo: «mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da» (Juan14:27). El Apóstol Pablo lo explica de la siguiente manera: «...Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sà mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos…» (Efesios 2:13-17) y en otro escrito dice asÃ: «Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.» (2 Corintios 5:17-19) Por fin, la guerra se acabo, una guerra que trascendÃa a lo eterno, Jesús le puso fin clavando en la Cruz el tratado de Paz firmado con su propia Sangre que lo valida desde la eternidad y hasta la eternidad. Ahora podemos estar en paz con Dios, el pecado (el arma) y la muerte (nuestra enemiga real) han sido destronados y muy pronto el engañador, (satanás) será castigado.
Todos los hombres y mujeres que han muerto como mártires por esta convicción dieron testimonio de esta Paz aun en el ultimo momento de sus vidas no temiendo a la muerte,  dándonos la confianza que en los Cielos nos espera un Padre Eterno, un Principe de Paz. Aleluya!
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Gracias Mauri. Me fusilé tu imagen para mi Facebook, pero el circulito rojo se veÃa medio feo, asà que se lo quité. ¿Algún problema? Bendiciones, ML